Que los concursantes de Gran Hermano vienen con los deberes hechos de casa es una verdad como un templo. Atrás han quedado los primeros programas en los que los concursantes eran más espontáneos y apenas tenían nociones sobre la dinámica del juego. Desde hace ya unos años, son diversas las estrategias y giros que utilizan muchos de los participantes del reality para hacerse con el triunfo. Están en su derecho. Además, también nos vamos acostumbrando, a que cada vez más, los concursantes cuestionen ciertas normas o actitudes de la propia organización de Gran Hermano. Algo así, sucedió ayer durante la emisión del debate de Gran Hermano. El presentador Jordi, les propuso un juego, que era enviarles pantallazos de algunos comentarios de la audiencia en las redes sociales del programa. Entre la audiencia, alguien decidió enviar una foto de la boda de Feliciano, ex de Alba, que se casó el viernes. Aunque en un primer momento Alba se lo tomó bien, e incluso comentó que la novia iba guapísima, un rato después todo cambiaría. Según Alba ese gesto incumple una de las normas del programa, que es no aportar información del exterior que pueda desequilibrar emocionalmente a los concursantes. Lo cierto es que tiene razón. Si en un momento no le pareció mal, el hecho de que Hugo hiciese comentarios al respecto pone a Alba en desventaja. Cuando Alba lo comentó, Kiko Jiménez se puso de su parte, pues tampoco le pareció bien que le hubieran mostrado a él la polémica con el pijama de Gloria Camila. Resulta curioso, en este sentido, como concursantes que estaban destinados a no entenderse, por problemas que vienen de fuera, parece que al final vayan a llevarse bien. Sorprende que Kiko se posicionase al lado de Alba. Y especialmente sorprende que Antonio David haya sido una de las personas que más apoye a Alba dentro de la casa cuando esta se agobia y se quiere ir del programa.