Bertín Osborne entrevista en Mi casa es la tuya a uno de los toreros más conocidos del panorama taurino español: Juan José Padilla. El diestro, recibirá a Bertín en su casa de Jerez, arropado por su familia para recordar su vida y su carrera, especialmente aquella tarde de 2011 que dio un giro a su vida. Pero antes de recordar ese momento fatídico, el torero recordó con Bertín su infancia en Jerez, en el seno de una familia humilde en Jerez. Sus padres se dedicaban al negocio del pan, y curiosamente ayudando a su padre a repartir fue como Padilla conoció a su mujer. Ella tenía por entonces 14 años y se enamoraron perdidamente. El diestro le llevaba un bollito de pan a su madre a diario, y le dijo que así lo haría hasta que fuese mayor y pudiera casarse con ella. Y así fue, Lidia ha sido y es el gran amor de su vida. Padilla valora especialmente el papel de su mujer o la mujer de un torero. Sabe todo lo que sufren, y por eso Lidia no va a verle a las plazas. Tampoco estaba aquel día en Zaragoza, en el que él supo que iba a pasar algo. Lo que no sabía era la envergadura. El destino quiso que ese día, un programa de Canal Sur, estuviese grabando un especial sobre su vida. Para ello habían desplazado a un equipo a la casa de los padres del diestro, y comentar la corrida con ellos. Eso es para Padilla, lo más terrible. El dolor que sus actos causan a su familia. Padilla le contó a Bertín en Mi casa es la tuya que tiene 39 cornadas. Pero aquella en la que perdió el ojo fue la peor. Supo de inmediato que era grave. Cuando el toro le envistió trató de ponerse en pie y recoger parte de su cara en el albero. Notaba que se asfixiaba y que perdía mucha sangre. Cuando despertó en el hospital lleno de cables pensó que Dios le había dado otra oportunidad, aunque la cara de su familia era un poema. Guardó el ojo durante más de un año con la esperanza de que pudiera recuperar la visión. Mi casa es la tuya ha dejado de manifiesto esta noche, que como dice el dicho, los toreros están hechos de otra pasta.