En el capítulo ocho de Matadero vemos como tras el accidente que provoca Teresa para tratar de detener a Vasco, ésta permanece muy grave en el hospital. En cambio, su hija Cristina continúa secuestrada por el portugués que también ha resultado herido. María, interroga a Salvador por el papel de los portugueses en toda la trama. Este miente y dice que no sabe por qué Vasco ha querido llevarse a su hija.
Además, María interroga a su tía Almudena por el asunto de la droga encontrada en su casa. También le hace preguntas a su padre sobre los hábitos de su tío Francisco y sus tareas dentro del Matadero.
Mientras Almudena cae rendida en los brazos de Pascual, quien decide dejar de trabajar para Don Julio.
Alfonso continúa dándole vueltas a su frustración por no haber podido presentarse en tiempo al examen de oposición. Compra un jamón para regalárselo a Aguirre y conseguir que así le ayude. Ante las burlas y la negativa de éste, le da con el jamón en la cabeza. Malherido, lo mete en la furgoneta y entra en la facultad a por el material para fabricar la Sal del Himalaya. Alfonso será precisamente  uno de los personajes que de un mayo giro en la serie. Si al principio parecía que el suyo era de los pocos personajes imposibles de corromper, al final, presa de sus desgracias sucumbe a los propósitos de su cuñada.

Matadero

Jacobo y María liberan a Cristina del camión frigorífico.


En su huida hacia Portugal, Vasco le pide ayuda a su padre. A través de una conversación telefónica, escucha como lo asesinan. Tras una angustiosa fuga, y cuando los portugueses están a punto de ayudarlo, la intervención de María y Jacobo frustra la huida y liberan a Cristina. Aunque parece que Vasco está muerto no es así. Malherido, es trasladado al hospital, pero  en la camilla se despierta y tratará de vengar la muerte de su padre.