Antena 3 continúa ofreciéndonos las audiciones a ciegas de La Voz. Hoy hemos disfrutado de la quinta entrega en la que los coaches se siguen enfrentando para hacerse con las mejores voces.
Abrió la gala de esta noche Andrés, madrileño, cantante callejero de la línea 10 del metro. Se fue con Pablo López.
Después Elena Vargas, sevillana, con una versión flamenca de Vida Loca de Pancho Cespedes. Cantó con mucha emoción y consiguió que se girasen Luis Fonsi y Antonio Orozco.
Acompañado de un piano, Aitor otro madrileño, se enfrentó a un escenario por primera vez. Interpretó Dark times y consiguió el pleno de los coaches y una pelea feroz entre ellos para ganárselo para su equipo. No sin cierta sorpresa para todos, eligió irse con Paulina Rubio. Tras la buena noticia, ésta se animó a cantar con su compañero Pablo al piano una personal versión del Bésame mucho. Y aprovechando que Pablo estaba al piano, todos los coaches nos regalaron un rato de improvisación que tanto gusta a la audiencia puesto que nos muestra el lado más personal de los artistas.

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Agustín durante su actuación.


A continuación, David puso en pie a todo el plató con un tema de Elvis Presley. A pesar de haber puesto toda la energía del mundo sobre el escenario, no consiguió la confianza de ninguno de los coaches, quizás por el hecho de que haya sido una réplica exacta del Rey del Rock y no le hubiera dado su toque personal.
Tampoco convenció por su perfección técnica, Lorena García. Y es que como dice Antonio Orozco, a veces lo mejor es peor y lo peor es mejor.
Quien si consiguió el favor del jurado fue Agustín, agricultor de profesión. Su interpretación con alma  le ha llevado directo al equipo de Antonio Orozco, aunque él hubiese preferido a Pablo López, que estaba bloqueado.
La gala terminó con el cubano Mel, que interpretó Iron Sky, y dejó a todos los coaches encandilados. Tras el cabreo de Antonio Orozco por su bloqueo, Mel eligió irse con Luis Fonsi.
 

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