Esta noche, Risto Mejide ha sentado en su famoso Chester a los protagonistas de dos experiencias vitales muy trágicas.
El primer entrevistado ha sido James Rodhes, pianista y escritor, que acudió al Chester con la misión de denunciar que algo falla en el sistema español cuando todavía hay tantos casos de abuso de menores. El pianista trabaja de forma constante apoyando a organizaciones no gubernamentales en este sentido. También trabaja directamente con el gobierno de Sánchez para elaborar una ley menos permisiva con los casos de abuso infantil.
Sin querer hablar de su historia particular, y de los abusos que sufrió en su infancia, narró como un profesor de gimnasia abusó de él cuando tenía seis años. Lo hizo repetidamente durante cinco años. Cada semana. Sin embargo, dice que su gran trauma empezó después, al abandonar aquel colegio. De hecho, intentó suicidarse en varias ocasiones y todavía a día de hoy se siente más culpable que víctima. Esa sensación, es precisamente por lo que ha iniciado su cruzada particular contra el abuso a menores.
James afirmó que probó todo tipo de drogas para tratar de alejar los fantasmas del abuso. Nunca lo consiguió. Sin embargo, ese poder curativo lo encontró en la música y en su piano.

Aquella noche de noviembre en la Sala Bataclán

A continuación, otra historia desgarradora y de superación de la mano de Ramón González, superviviente de el atentado en la Sala Bataclán. Ramón contó en Chester como su primer instinto en aquella sala era huir, alejarse del peligro sin pensar en nada más. Dice haber presenciado escenas heroicas, a pesar de que el no protagonizase ninguna, puesto que sólo pensó en salir de allí con vida.

Chester

Ramón González recordando el episodio más traumático de su vida.


Durante su intervención, otras dos personas narraron sus vivencias relacionadas con actos heroicos. El padre de Ignacio Echeverría, español que se enfrentó a los yihadistas en los atentados de Londres, y murió durante su forcejeo. También narró su experiencia  Álvaro Vizcaino, el surfero que luchó por sobrevivir durante 48 horas tras caer por un acantilado. El elemento común que ellos extraen de su experiencia es que esos actos traumáticos les cambiaron la vida para siempre.