De profesión peluquera, la vida de Raquel Mosquera permanecería anónima, de no ser por su matrimonio en 1996 con Pedro Carrasco, ex marido a su vez de Rocío Jurado.
Raquel y Pedro se conocieron a principios de los noventa, y tras varios años de noviazgo sellaron su relación en un matrimonio que salió en las revistas del corazón y que pusieron a Raquel en el disparadero mediático. Cinco años más tarde, su felicidad se vio truncada por la muerte inesperada del exboxeador de un infarto. Esto significaría el pistoletazo de salida de una vida marcada por la inestabilidad.
Tras el fallecimiento de Carrasco, Raquel Mosquera cayó en una profunda depresión además de tener problemas con la herencia. Todo esto la llevó de vuelta a su anterior profesión, la peluquería. No sería hasta varios años más tarde de enviudar que Raquel rehace su vida con el nigeriano Tony Anikpe. Con él, tuvo una hija, pero lejos de estabilizarse su vida se volvió todavía más inestable. Durante su relación con Tony vivió días tan amargos como los que sucedieron a la muerte de Carrasco. De hecho, tuvo que ser ingresada en numerosas ocasiones aquejada de diversos problemas mentales que le supusieron estrictos tratamientos médicos. Estos episodios, a punto estuvieron de quitarle la custodia de su hija Raquel.

Raquel Mosquera

Raquel Mosquera


Por suerte, los episodios de depresión e inestabilidad mental han quedado atrás, y en la actualidad, la peluquera ha rehecho su vida. En 2014, conoce al que será su pareja hasta la actualidad Isi, y que le dará su segundo hijo, Romeo. Desde entonces, Raquel Mosquera ha vuelto a sonreir y asegura estar en uno de sus momentos personales más dulces. Además, quiso pasar por el programa Supervivientes y demostrarle a su familia que está recuperada. Superó el reto con creces y estuvo a punto de ganar el concurso. Además, en el programa perdió diecisiete kilos que le ayudaron a recuperar una figura que ahora mantiene con deporte y vida sana.

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