Apenas llevamos tres semanas desde que comenzó esta edición de Gran Hermano VIP y ya ha habido momentos de tal nivel de locura que quizás la dirección del programa debería intervenir antes de que se les vaya de las manos. Si no es eso lo que quieren claro, ya sabemos que la audiencia manda. Esta semana el nivel de locura saltaba a costa de una calabaza. Al parecer Hugo y Dinio encontraron una calabaza, que estaba "abandonada" como ellos. De forma simbólica le pintaron una boca y unos ojos y le llamaron Bunki. Incorporaron la calabaza a sus vidas como un símbolo de lo que ellos dicen estar viviendo, con todos los demás en su contra en la casa. Y como Bunki parecía ser un símbolo para ellos, el grupo contrario ha ido directamente a atacar a Bunki. De hecho, Kiko Jiménez y los demás han preparado una suculenta crema de calabaza, es decir, de Bunki. Esto ha sentado fatal a Dinio y a Hugo, que les ha parecido una falta de respeto. Así se lo han hecho saber a sus compañeros y se han negado a comer la crema de calabaza. Esto no pasaría de una mera anécdota si no fuera porque muestra el nivel tan maquiavélico de los concursantes de Gran Hermano de esta edición. Por una parte Dinio y Hugo son expertos manipuladores que se pasan el día tramando cosas que puedan desestabilizar al resto. Por otra parte, los demás, que entran en todo tipo de provocaciones para intentar ser ellos los que desestabilicen a sus rivales. Siempre ha existido la estrategia en Gran Hermano. Es un concurso y todos quieren ganar. Pero en esta edición se da algo que no habíamos vivido antes. La estrategia en esta ocasión pasa por desquiciar al contrario y provocar una sanción disciplinaria o algo peor. Otro ejemplo de esto es que en medio de una discusión por un albornoz, Hugo llamó a Noemí ladrona. Ella en seguida aprovechó sus palabras para decir que le había llamado ladrona por que es gitana. El nivel de estabilidad emocional está a punto de saltar por los aires. Enhorabuena a los responsables del casting. Pueden hacer historia.